S A M A R I T A N A Por Antonio Martínez y
Martínez (Recordando versos de
Federico Urbach) Samaritana. Samaritana. Samaritana. Frágil espiga de los trigales de Palestina, Que de tu impuro cuerpo dorado de cortesana Ánfora hiciste maravillosa de unción divina.
Tu voz, que supo de los susurros para el amante, Trocó en reclamo de amor divino sus armonías, Y hubo en tus labios signo de estrellas, luz de
diamante, Que en ansia limpia llevó a tu pueblo junto a
Mesías.
Samaritana, nuestra llamada no oigas esquiva, Une a sus ecos, con firme empeño, tu voz ardiente. Pide al Rabino que nos dé un poco del agua viva, Del agua viva, samaritana, que hay en su fuente.
Con El queremos rendir distancias, hollar espinos, Sufrir afrentas, dar al hermano túnica y manto, Ir anunciando su buena nueva por los caminos, Dejar sonrisas en las mejillas donde hubo llanto.
Nuestras palabras, para los logros de persuasiones, Tendrán los dejos que les prestara tu voz hermana, ¡Y llevaremos junto al Maestro los corazones! Samaritana. Samaritana. Samaritana. |